05/05/2025
Nadie nace siendo un líder. Ni puede saber de forma innata cómo comunicarse con los demás, o cómo abordar un conflicto. Sin embargo, existen roles profesionales que obligan a muchas personas a gestionar equipos heterogéneos con empatía, tacto y, sobre todo, con eficiencia.
Este es uno de los objetivos del segundo módulo del programa de Liderazgo y Gestión de Equipos que Emana Formación imparte a una treintena de personas pertenecientes a siete organizaciones de Ner Group.
Tres de ellas, Jorge Carrasco, de Lancor; Laura del Hoyo, de Walter Pack, e Igor Otermin, de Panelfisa, se han juntado para poner en común sus percepciones sobre este módulo, del que ya extraen una conclusión unánime: no solo les ha resultado “instructivo” desde el punto de vista profesional, sino que también se puede aplicar “en el día a día” del ámbito personal.
Diferentes realidades
Las tres parten de realidades diferentes. Jorge ejerce de enlace entre diferentes equipos junto con un compañero, y tiene que “lidiar”, como él mismo dice, con 69 personas. Su papel es el de un compañero “de referencia” dentro de Lancor que contribuye a resolver problemas cada vez que se presentan.
Igor forma parte del Consejo Rector de Panelfisa y en ocasiones tiene que ejercer como elemento tractor de la organización, gestionar a muchas personas y afrontar con mayores dosis de control personal los conflictos que surgen en el día a día.
Por el contrario, Laura del Hoyo integra un equipo mucho más pequeño, el de I+D de Walter Pack, y sus necesidades son diferentes: ella no tiene la necesidad de gestionar personas o de encontrar mecanismos fiables de resolución de conflictos sino que necesita más herramientas de “liderazgo puro” en su trabajo diario.
Competencias transversales
Aunque, precisamente, la propia Laura reconoce que este segundo módulo se ha centrado más en la adquisición de “competencias transversales”, como comunicación e interacción con otros perfiles personales, también admite que estas competencias “trascienden el liderazgo” y le sirven “tanto a nivel personal como profesional”.
El punto de partida de este segundo módulo es la realización del llamado Informe Bridge, un sistema que muestra cómo es una persona en función del modo de relacionarse y de comunicarse, y que la identifica con uno de los cuatro elementos de la naturaleza: aire, agua, tierra y fuego. A partir de ese momento, los participantes arrancan una dinámica que tiene como objetivo aprender a relacionarse con perfiles diferentes e incluso antagónicos.
Trato diferente
“A mi me sirvió, por ejemplo, para darme cuenta de que cada vez que me reunía con otras personas las trataba de la misma forma que yo quería que me trataran a mi. Y me he dado cuenta de que no debe ser así, que cada persona necesita una forma de trato diferente. He aprendido a hacerlo, a identificar el estilo de otras personas y a relacionarme con ellas de la forma en que lo desean”, asegura Jorge, que se identifica como “agua”, es decir, emocional y reflexivo pero reticente ante las imposiciones.
Él mismo admite haberse equivocado “muchas veces” en la forma de cómo tratar un conflicto o de cómo abordar una reunión o incluso escribir un simple correo electrónico. “Hace un rato he recibido un mail en el que venía ‘adjunto orden del día, saludos’, y ya está. Y como yo soy agua me habría gustado que ese mail hubiera incluido algunos detalles sobre la reunión, por ejemplo. Ahora sé que a esa persona, cuando le tenga que enviar un mail, tendré que ponerle un mensaje sencillo”.
Laura, por su parte, se confiesa “sorprendida” por cómo ha interiorizado estos conceptos hasta ser capaz, “casi sin pensar en ello”, de identificar con qué tipo de persona se encuentra y adaptar su comunicación, por ejemplo, a una forma “menos directa” que la que ella misma suele emplear. A pesar de ser “tierra”, mucho más reflexiva y serena, Laura coincide con Jorge: “Siempre he pensado que la gente quiere ser tratada como a mi me gustaría que lo hicieran, y así he funcionado siempre hasta que hecho esta reflexión y me lo he cuestionado. Por eso creo que esa conclusión es una de las más grandes que me llevo de este módulo: aprender a tratar a cada persona de una forma diferente, en función de cómo es”.
Relación con las personas
Igor, que combina “tierra y agua”, también lo tiene muy claro: “Lo más importante es cómo nos relacionamos entre las personas”. Y recuerda la dinámica que llevó a cabo hace algún tiempo en Panelfisa cuando detectaron que existía “mucha distancia” entre dos equipos. “Hicimos una dinámica con 3 equipos en triángulo, uno orientado al cliente, otro técnico y otro más operacional. Ese ejercicio fue interesante porque todos pudieron comprobar las dificultades que tenía el resto. Por eso creo que cuando hay un conflicto hay que juntar a los equipos para que se informen y se apoyen entre ellos”.
Para conseguir que estos métodos den resultado es necesario crear un espacio de la seguridad psicológica, es decir, un entorno de confianza para poder abordar los conflictos con libertad, algo que resulta fundamental en el desempeño del trabajo de Igor y Jorge. “Crear esos espacios donde puedes decir cualquier cosa sin recibir una respuesta agresiva me resulta básico”, asegura Jorge, que añade: “En Lancor creo que tenemos ese espacio en el equipo tractor que formamos siete personas pero me gustaría que a nivel de organización nadie se sintiera ofendido por un comentario, y que la respuesta fuera, al menos, creativa, que no generara conflicto”.
Objetivo
Igor reconoce la importancia que tiene ser capaz de afrontar los conflictos “con un poco de control, especialmente para mi, que soy de pronto”. Y asegura que el objetivo que él mismo se ha marcado para este curso es conseguir que las personas de los equipos no sean dependientes de los líderes sino que consigan convertirse en un grupo “uniforme y polivalente”.
Los tres se muestran sorprendidos por el grado de respuesta de las personas que participan en el curso, desde que expusieron en voz alta un “secreto confesable” hasta el grado de “colaboración”, “implicación” y “participación” que han mostrado a lo largo del segundo módulo.
Estilo NER
Y coinciden en valorar la sintonía de este tipo de cursos con la filosofía y el estilo NER. Eso sí, mientras Laura e Igor afirman que tanto las herramientas como las competencias que se imparten pueden servir para cualquier tipo de organización y empresa, Jorge considera que son más propias de organizaciones autogestionadas que se rigen por valores como la confianza, la transparencia y la flexibilidad.
En lo que coinciden sin matices es en la conveniencia de extender este curso a todas las personas que integran sus organizaciones. Ello permitiría, según explica Igor, relacionarte de forma directa con otros compañeros y “aclarar problemas que muchas veces surgen por malos entendidos”.